De acuerdo con un estudio científico, es posible distinguir entre aquellos que están experimentando dolor y aquellos que están fingiendo.
Las personas pueden ser entrenadas para reconocer las diferencias, pero parece que los ordenadores son todavía mejores para distinguir si las expresiones faciales son obligadas o involuntarias.
Los investigadores explican que si bien es cierto que las caras han evolucionado para transmitir información a las interacciones sociales, incluidas las expresiones de emoción y dolor, las expresiones voluntarias e involuntarias siguen caminos diferentes.
El movimiento facial es controlado por dos vías motoras separadas: un sistema motor extrapiramidal subcortical, que controla las expresiones faciales espontáneas relacionadas con las emociones, y un sistema motor piramidal cortical controla las expresiones faciales voluntarias.
Su simulación es tan exitosa que se puede engañar a la mayoría de los observadores, sin embargo, un ordenador programado de manera adecuada puede ser capaz de distinguir las señales engañosas faciales de señales faciales reales de dolor.
El sistema de visión artificial desarrollado por los investigadores, que miden los movimientos faciales de forma automática con los sistemas de reconocimiento de patrones ha alcanzado el 85% de precisión en el reconocimiento de expresiones faciales voluntarias: un valor muy por encima incluso de los sujetos humanos capacitados, que después de la capacitación han llegado a un modesto 55%, así, poco más que conjeturas.
Los investigadores explican que si bien es cierto que las caras han evolucionado para transmitir información a las interacciones sociales, incluidas las expresiones de emoción y dolor, las expresiones voluntarias e involuntarias siguen caminos diferentes.
El movimiento facial es controlado por dos vías motoras separadas: un sistema motor extrapiramidal subcortical, que controla las expresiones faciales espontáneas relacionadas con las emociones, y un sistema motor piramidal cortical controla las expresiones faciales voluntarias.
Su simulación es tan exitosa que se puede engañar a la mayoría de los observadores, sin embargo, un ordenador programado de manera adecuada puede ser capaz de distinguir las señales engañosas faciales de señales faciales reales de dolor.
El sistema de visión artificial desarrollado por los investigadores, que miden los movimientos faciales de forma automática con los sistemas de reconocimiento de patrones ha alcanzado el 85% de precisión en el reconocimiento de expresiones faciales voluntarias: un valor muy por encima incluso de los sujetos humanos capacitados, que después de la capacitación han llegado a un modesto 55%, así, poco más que conjeturas.
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